Si das un paseo por una parcela vacía con Antonia Pizà para estudiar la mejor posición y orientación de una nueva casa para diseñar, puede que acabes oliendo el café recién hecho de tu cocina aún por construir. Nacida en una familia de constructores (su abuelo, su padre y su hermano eran constructores), Antonia ha perfeccionado su habilidad para visualizar espacios vitales y detectar el potencial. Su entusiasmo lleva a sus clientes a través de los complejos procesos de renovación o construcción desde cero y los resultados únicos son siempre vale la pena el tiempo y esfuerzo. “Prométeme que serás fiel a la buena arquitectura cuando vuelvas a Mallorca“, le dijo su profesor a Antonia cuando terminó sus estudios en Barcelona. Se refería a que creyera en su potencial y fuera consciente de las responsabilidades de un arquitecto y de la huella que sus proyectos dejarán en el entorno. Cumplió su promesa. Su empresa 353 Arquitectes, en Alaró, diseña espacios únicos, sostenibles, integrados en su entorno y que transmiten buenas vibraciones, como ella en persona.
Espacios vitales conectados a tierra
“El entorno de un inmueble es esencial”, dice Antonia. “Si se puede trasladar un edificio de un sitio a otro, es que algo no va bien”. Cuando visita una parcela o un edificio existente que necesita reformas, siempre tiene en cuenta en primer lugar las vistas y la orientación. Al integrar el paisaje en su diseño, crea hogares que se sienten enraizados. Antonia es partidaria de rehabilitar propiedades en lugar de construir nuevas, siempre que sea posible, y es experta en dar a la arquitectura tradicional mallorquina un toque contemporáneo. En una primera visita a una casa antigua, siempre evalúa qué materiales merece la pena salvar y los posibles secretos que esconden las paredes. Por ejemplo, un arco de arenisca o una pared de piedra vista pueden combinar a la perfección con grandes ventanales de cristal. Eso no quiere decir que las casas nuevas no tengan alma. “El reto es crear casas modernas que sean auténticas y no pierdan su humanidad”, afirma.
Un 25 aniversario especial
El año que viene, 353 Arquitectes celebrará sus 25 años diseñando hermosos edificios. Antonia hace un gesto hacia el jardín donde posiblemente se celebre la fiesta y revela que su estudio es también la casa familiar donde creció. Sus fuertes raíces mallorquinas alimentan su deseo de preservar la autenticidad de la isla y concienciar sobre la importancia de la construcción ecológica. Sin embargo, también subraya que un buen arquitecto es aquel que antepone las necesidades de su cliente a su propio ego. “Un arquitecto tiene que saber escuchar”, dice Antonia, mencionando la importancia de las sesiones de feedback. “Nuestra misión es diseñar espacios en los que la gente pueda vivir y disfrutar y que realmente sienta como suyos, no para presumir en revistas”. Desde que practica yoga y mindfulness con regularidad, se encuentra mejor preparada para asimilar los inevitables problemas que surgen en este campo de trabajo. “Cuando estás receptivo ves las soluciones con más claridad… Con una mente serena todo tiene solución”, dice sonriendo. Esta perspectiva positiva alimenta sus proyectos únicos y refuerza sus colaboraciones en toda la isla.
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