
El estudio es de proporciones épicas, como la mayoría de las cosas en la vida del artista Hunt Slonem. Un almacén cavernoso con grandes ventanas abatibles, es un laberinto de muebles góticos, colecciones de sombreros de copa, coloridas botellas agrupadas, una jungla de orquídeas y plantas raras, y cientos de cuadros de conejos colgados del suelo al techo, estilo salón.
“Nací en el año del conejo”, explica.
Nacido en 1951 en Kittery, Maine (EEUU), Slonem siempre supo que quería ser artista. Mientras asistía a la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, estudió pintura y desarrolló un amor por el sur. Después de graduarse, en 1973 se mudó a la ciudad de Nueva York. Su obra pictórica ha sido consistentemente decorativa y figurativa; cayendo libremente entre el neo expresionismo y el fauvismo. Grandes lienzos con capas densas de pintura representan clústeres claustrofóbicos de mariposas, conejos, loros y una serie de ojos de mono “Guardián”, inspirados en las pinturas de monos de Frida Kahlo.
Slonem es intensamente prolífico. Pinta todos los días, comenzando con un pequeño conejo como calentamiento, y trabaja sobre húmedo, para poder pintar rápidamente. Esta forma “espontánea” de pintar produce un gran volumen de trabajo cada año y exhibe internacionalmente, de forma continua.
La producción compulsiva y los temas obsesivos de su trabajo son atribuibles a la fábrica de Warhol, donde Hunt y su hermano Jeffrey estuvieron en los años 70. Ha pintado múltiples retratos de Abraham Lincoln y la Reina Victoria. Las imágenes son icónicas, pero no kitsch. Las capas de pintura revelan algo sobre el proceso de Slonem que es primitivo y crudo, más alineado con Jean DuBuffet que con Keith Haring.
Esta confluencia de estilos y la narración secundaria de su trabajo le han dado una voz definitiva y consistente en el arte contemporáneo. Su cautivadora personalidad ha atraído a una tribu de coleccionistas leales (las Kardashians son fans incondicionales). Sus pinturas cuelgan en las colecciones permanentes del Metropolintan Museum of Art y de la Fundación Miró, así como de docenas de museos más pequeños.

Slonem ha tenido el tipo de éxito financiero anormal análogo de la joven estrella de la galería Gagosian, Dan Colen, sin embargo, se acerca a los 70, y pinta conejitos y pájaros innegablemente banales.
Cuando le pregunto acerca de su obsesión pastoral, bromea: “¿Por qué Rousseau pintó tigres en París?”. Junto con antigüedades y pájaros, Hunt colecciona propiedades, siempre enormes, y las transforma en “entornos de deformación temporal”.
Hunt ha amasado tres grandes plantaciones en Luisiana, varias propiedades en el norte del estado, y su adquisición más reciente, un arsenal en Scranton, Pensilvania. La armería sirve como museo personal para su pintura y exhibición de sus colecciones de pinturas, muebles y objetos (estima que envió 500 bultos de carga desde Nueva York a Pensilvania).
Entrar en la armería no es diferente a caer en un agujero de conejo; las docenas de habitaciones pintadas de colores floridos están dispuestas en viñetas domésticas de Mad Hatter.
En junio de 2018 Assouline publicó un libro sobre la armería: ‘Gatekeeper: World of Folly’. Una asombrosa muestra de exceso e imaginación.
Un autodenominado “glotón por el color” cada una de sus propiedades revela una predilección por los brocados, los bustos de mármol y los sofás de estilo camelback victorianos tallados meticulosamente en “entornos de deformación temporal”.
En persona, Slonem es un dandi seductor y bien educado; vestido con coloridas chaquetas estampadas y camisa elegante. Tennessee Williams no podría haber escrito un excéntrico más convincente; lleno de contradicciones, historias coloridas y epifanías espirituales.
En noviembre llegará a Mallorca una exposición de este artista en colaboración con Gallery Red y Terraza Balear.
Fotos: Luigi Cazzaniga & Marco Ricca