Desde los viñedos de Macià Batle, que se extienden por la llanura central de Mallorca, en pleno corazón de la isla, se puede divisar el encantador pueblo de Santa María del Camí. Es en Santa María, que históricamente ha sido un punto de encuentro para viajeros, donde se encuentran los famosos viticultores que desde hace más de 150 años ofrecen una copa (o botella) de sus mejores vinos, tanto a lugareños como a viajeros.
Desde la llegada de los primeros pobladores romanos hace más de dos mil años, la producción y consumo de vino ha jugado un papel esencial en la gastronomía y cultura mallorquinas, añadiendo una nota de alegría a los festivales y celebraciones que tienen lugar a lo largo de todo el año. Desde 1856 la familia Macià Batle ha cultivado sus propias vides y ha elaborado sus vinos, enraizándolos en la vinicultura, considerada como la tradición mediterránea más antigua. Su nombre se ha convertido en sinónimo de calidad, tradición y excelencia local.
La familia Macià Batle, que es plenamente consciente del hecho de que la calidad de su vino está estrechamente ligada a las condiciones únicas del suelo y al clima de la isla, se asegura de que cada centímetro de la tierra se cultive con cuidado y respeto. Con paciencia, dedicación y la mínima intervención humana, los frutos que dan la tierra se transforman de la forma más natural posible en vino de una calidad excepcional. Así, consiguen transmitir el carácter y la identidad que caracterizan a la isla en cada botella que producen y en cada copa que sirven. Elaboran vinos verdaderamente mallorquines, imbuidos del sol y del espíritu de Mallorca. Macià Batle ofrece ante todo a sus visitantes la oportunidad de conocer la parte más auténtica de la isla, profundamente arraigada en la historia y la tradición. La bodega organiza visitas guiadas con catas incluidas.
El vino, que ofrece confort, da fuerzas, y, sobre todo, alegría a nuestras vidas, siempre ha jugado un papel fundamental en el estilo de vida mediterráneo. Como bien queda reflejado en las imperecederas palabras que pronunció Platón, “Los dioses no concedieron a los hombres nada más excelente y valioso que el vino”.
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