El Aula Salvaje de Mallorca

Aprender habilidades para la vida en plena naturaleza

Forest School

En un rincón apartado de Mallorca, rodeado por las susurrantes hojas de almendros y algarrobos, florece una escuela única. Aquí, los niños no aprenden de memoria ni en filas de pupitres, sino en plena naturaleza. Esta es la filosofía de la Escuela Forestal Mussols del Bosc (Búhos del Bosque), una iniciativa cooperativa cofundada por Patricia Torena y su marido, Gabriel Vairoletti. El planteamiento es refrescantemente sencillo: la propia naturaleza es el plan de estudios. Las clases se imparten sin hojas de ejercicios ni timbres, según los intereses de cada niño. Las matemáticas pueden consistir en contar piñas; la escritura, en trazar letras en el suelo. El bosque ofrece infinitas oportunidades de exploración y descubrimiento, y el equipo de Mussols del Bosc se dedica a fomentar el viaje único de cada niño.

Aprendiendo habilidades para la vida entre los pinos

La escuela funciona como una cooperativa, comprometida con los valores del apoyo mutuo y la sostenibilidad. Patricia y Gabriel se aseguraron el uso de su vasto paisaje natural mediante un singular acuerdo de custodia de la tierra con los propietarios locales. Los días transcurren entre praderas de almendros y algarrobos, un robledal de 15.000 metros cuadrados y un pinar. Aquí, los jóvenes aprendices cosechan productos frescos directamente del huerto, al tiempo que cuidan de gallinas y patos. Cada día se realizan actividades prácticas orientadas a la autonomía: cocinar en hogueras, hacer senderismo, construir refugios e incluso utilizar herramientas de forma segura bajo una atenta supervisión. El avistamiento de un ave no identificada puede dar lugar a una excursión a la biblioteca del bosque para buscar su nombre. No se trata sólo de experiencias novedosas, sino que fomentan la resiliencia y la confianza a través del ensayo y el dominio. «Aquí tenemos un dicho», nos dice Gabriel. «Cae siete veces y levántate ocho», ríe.

La magia del juego no estructurado

Cada mañana en la escuela forestal se basa en una rutina sencilla: una canción de bienvenida, una merienda compartida y, a continuación, una transición gradual hacia el juego libre. Los niños pueden sumergirse en un cuento bajo un árbol, construir mundos imaginarios en el barro o simplemente observar una fila de hormigas marchando. Gabriel reflexiona sobre estos momentos espontáneos, especialmente después de la tormenta de ayer. “Hoy ha sido una locura: todos los niños han saltado a los charcos de barro, riendo y chapoteando. Pronto se cubrieron de barro de pies a cabeza,” sonríe. “Sus padres saben que cuanta más suciedad, más alegría”.

Ante la aceleración de la vida moderna, Patricia y Gabriel creen que su tipo de educación lenta y sumergida en la naturaleza es esencial. “La naturaleza cambia constantemente, y los niños aprenden a adaptarse a los cambios climáticos, a los terrenos y a los retos. Esto fomenta la resiliencia, ya que aprenden a enfrentarse a las dificultades, a cometer errores y a seguir adelante”.

En un mundo a menudo dominado por la velocidad y la estructura, la escuela forestal ofrece algo poco frecuente: la oportunidad de que los niños experimenten la infancia a un ritmo más lento, deambulando y maravillándose. En el bosque de Mallorca, la naturaleza no es sólo un telón de fondo; es una maestra, una amiga y una fuente de inspiración. El dúo concluye: “’Uno de los grandes errores de la paternidad es pensar que podemos comprar una infancia mágica, cuando en realidad se trata de dar a los niños el tiempo y el espacio necesarios para que simplemente SEAN niños”.

Helen Cummins Property Buyers Agency
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EDUNAT Cooperativa Educación en la Naturaleza Forest School

Ma-11, 07110 Bunyola, Illes Balears